A Hubo una vez una guerra, una recopilació de 1958 dels articles
publicats per l’apassionat John
Steinbeck al New York Herlad Tribune,
com a corresponsal de guerra a Europa i el nord d’Àfrica durant la Segona Guerra
Mundial trobem les cròniques del dia a dia de la guerra. Una visió
quotidiana, explicada majoritàriament des de dins de l’exèrcit. Steinbeck ens
explica de primera ma la vida a Londres sota les bombes, les batalles al Canal
de la Mànega,
els preparatius i execucions de les missions a les bases aèries angleses, el
perfecte funcionament d’una bateria antiaèria femenina, la vida (ociosa) dels
soldats a Argel. Els preparatius per entrar en combat: els trasllats de les
tropes, la logística dels embarcaments, els passatemps dels soldats durant les
travessies, la vida d’espera en els camps d’instrucció (horts, gossos, joc de
daus, cinema...), les seves supersticions abans d’entrar en combat i les cartes
de comiat, les relacions entre l’exèrcit americà i el britànic i entre la
poblacicó civil, histories de soldats vividors, de soldats afortunats... i
finalment la invasió d’Itàlia amb el desembarcament de Salern.
L’article publicat el 12 de
juliol parla d’una cançó. Us el reprodueixo:
LONDRES (12 de julio de 1943). Ésta es la historia
de una canción titulada Lili Marlene.
Fue escrita en Alemania, en 1938, por Norbert Schultze y Hans Leit. Dos docenas
de editores la rechazaron. Pero finalmente, interpretada por la cantante sueca
Lala Anderson, su éxito ha ido formidable. Lala Anderson, de voz ronca,
pertenece al tipo de mujeres que podríamos llamar, para entendernos, Hildegarde.
Lili
Marlene es un tema de lo
más sencillo. Su primera estrofa dice: “En la plaza de las barracas, bajo los
faroles, solía encontrarme con Marlene, joven y bella”. Así de sencilla es.
Luego sigue contando que Marlene va conociendo más y más gente hasta,
finalmente, darse de boca con un brigadier, su máxima aspiración. Toda la
canción destila un divertido cinismo.
Lala grabó un disco, pero Lili Malrlene no parecía destinada a ser popular. Una noche, sin
embargo, la estación de radio alemana de Belgrado, debido a los destrozos
ocasionados por un bombardeo, andaba escasa de discos para su emisión para las
fuerzas de Rommel en África. Entre los no dañados, estaba el grabado por Lala
Anderson... A la mañana siguiente, todos los soldados de las fuerzas de Rommel
tarareaban Lili Marlene. E incluso
pidieron a la emisora que lo pusiera de nuevo.
Hasta Berlín llegó la notícia de la popularidad
alcanzada por la canción en África, y madame Goering, ilusionada hasta entonces
sólo con la ópera, cantó Lili Marlene
a un selecto grupo de nazis, si existe tal cosa. La canción se hizo
popularísima, y llegó a ser casi obligada en todas las emisiones de la radio
alemana. Hasta que el propio Goering pareció enloquecer a causa de ella.
Entonces, sin más, se sugirió que la canción fuera algo así como asesinada.
Pero Lala Anderson ya era conocida como “La Novia de los Soldados”. Pese a su ronca voz. Era
una chica a la que todos deseaban conocer.
Lili era un problema sólo para Alemania. Pero
ha ocurrido que los numerosos prisioneros hechos por el Octavo Ejercito
británico la han cantado tanto en presencia de ellos que Lili Marlene, como antes de los alemanes, se ha apoderado ya de los
soldados de aquí, australianos incluidos, quienes han ideado, sobre la música,
multitud de nuevas letras. Ahora el mando no sabe si permitir la canción, aun considerando que el hecho de que sea una canción acerca de una muchacha alemana
no demasiado virtuosa no hace sino ensalzar todavía más lo nuestro. A nuestros
compatriotas no se les oye cantarla. Pero es seguro que si se decidieran a
hacerlo no encontrarían la oposición de nadie. Y los británicos del Octavo Ejercito
dicen que consideran a Lili Marlene
como prisionera de guerra. Últimamente, se han tenido noticias según las cuales
el ejercito norteamericano en África está empezando a cantarla. La Oficina de Información de
Guerra ha decidido, al parecer, crear una letra contra los alemanes,
conservando intacta su melodía. Si, de tal modo, resulta o no, es una cosa que
se ya se verá. Y que a nadie habría de extrañar el verla aparecer por los
barracones, joven, bella e inconsistente.
No cabe hacer otra cosa que autorizar la canción.
Las canciones de guerra no tienen por qué ser exclusivamente temas de guerra.
Giran todas sobre los motivos más diversos. Madelon
y Tipperary, por ejemplo, las
famosísimas tonadas de la anterior guerra, no tenían nada que ver con ella. Walzing Matilda la maravillosa canción
australiana tan en boga, narra el robo de unas ovejas. Se espera que algunos
grupos estadounidenses ataquen a Lili
Marlene; primero, por el hecho de tratarse de una canción del enemigo;
segundo, por no ser, en realidad, excesivamente buena. Tales ataques, caso de
producirse, no tendrían en mínimo efecto: Lili
es ya inmortal. Su simple deseo de hallar para sí un brigadier no es
rigurosamente una aspiración alemana. La política podrá cerrar los caminos,
aislar pueblos enteros… Pero las canciones saben saltar por encima de las
fronteras.
Sería gracioso que, después de tanto alboroto, Lili Marlene resultara ser la única
contribución de los nazis al mundo.
Lili Marlene, la cançó original, enregistrada
per Lala Anderson:
La versió més popular ha estat la
que en va fer Marlene Dietrich... podeu trobar milions de vídeos a internet...
però per si mai l’heu vist us n’adjunto una:
Steinbeck en va escriure un article... si en voleu saber més
podeu consultar Lili Marlen: canción de amor y de muerte,
el llibre de Rosa Sala Rose editat per Global Rhythm... Podeu consultar el catàleg de les biblioteques de la Diputació per localitzar-lo.