Desde luego, el entorno no auguraba nada bueno. Creo que todos los
cincuentones nos habíamos preguntado qué carajo pintaba Leonard Cohen
en el FIB de Benicàssim. 100% de humedad y treinta y algunos grados de
temperatura, jovencitas inglesas con pinta de ir de despedida de
soltera. Otros confiesan que no saben muy bien a quien van a ver.
Cohen aparece muy elegante, como siempre. Parece algo sorprendido y
agradecido ante tanta expectación. Desde la primera nota, disipa
cualquier duda de un plumazo. Su personalidad en el escenario y la
belleza de sus temas desarma inmediatamente a los espíritus más
rocosos y exigentes. Su voz llega a unos graves inauditos. Aun
conociendo fragmentos de sus complicadas letras, resultan imposibles de
tatarear. La emocionalidad está al límite y, precisamente por ello,
el semblante tan marcado de Cohen encaja perfectamente y sus casi 74
años resultan aún más coherentes. Parece completamente liberado,
feliz de poder cantar sin más.
Nos quedamos estupefactos cuando, tras una brevísima hora, Cohen se
despide sin la posibilidad de un miserable bis.
Ahora me resulta casi cursi, pero me impactó ver a tres mocetones
rondando la treintena, con aspecto de no conmoverse fácilmente,
exclamando con lágrimas en los ojos: "¡joder, ha sido lo mejor del FIB!" .
cincuentones nos habíamos preguntado qué carajo pintaba Leonard Cohen
en el FIB de Benicàssim. 100% de humedad y treinta y algunos grados de
temperatura, jovencitas inglesas con pinta de ir de despedida de
soltera. Otros confiesan que no saben muy bien a quien van a ver.
Cohen aparece muy elegante, como siempre. Parece algo sorprendido y
agradecido ante tanta expectación. Desde la primera nota, disipa
cualquier duda de un plumazo. Su personalidad en el escenario y la
belleza de sus temas desarma inmediatamente a los espíritus más
rocosos y exigentes. Su voz llega a unos graves inauditos. Aun
conociendo fragmentos de sus complicadas letras, resultan imposibles de
tatarear. La emocionalidad está al límite y, precisamente por ello,
el semblante tan marcado de Cohen encaja perfectamente y sus casi 74
años resultan aún más coherentes. Parece completamente liberado,
feliz de poder cantar sin más.
Nos quedamos estupefactos cuando, tras una brevísima hora, Cohen se
despide sin la posibilidad de un miserable bis.
Ahora me resulta casi cursi, pero me impactó ver a tres mocetones
rondando la treintena, con aspecto de no conmoverse fácilmente,
exclamando con lágrimas en los ojos: "¡joder, ha sido lo mejor del FIB!" .
Discover Leonard Cohen!
.
AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!! Quina enveja!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponEliminaMe hubiera encantado ver a Leonard Cohen, a quien admiro profundamente, pero esos treinta grados de calor creo que hubieran acabado conmigo. Ojalá pueda verlo algún día en algún auditorio, sentadita, sin que el calor y la muchedumbre me molesten.
ResponEliminaAi, la edad (pero qué cómoda me he vuelto).
:)Pero qué suerte, Ricardo!
GENIAL, Josep Lluís !!!
ResponEliminaRecords des de Ribes
Lluís
Per als fans de Cohen: ahir es va anunciar que ha prorrogat el seut tour per Europa dina al desembre.
ResponEliminaArriba fins a Bucarest (!) però no a la península ibèrica...
Per als que tinguin la possibilitat, aquí trobareu llocs i dates:
http://www.leonardcohen.com/tour.cgi
Salut !
(PD. Fins aviat Lluís, merci pel comentari!)